Granada – la fruta poderosa
Hay innumerables razones por las que el aceite de granada no debería faltar en tu rutina de cuidado de la piel. No en vano a la fruta también la llaman “la divina” y esto está garantizado por sus increíbles ingredientes activos. Ya en la antigüedad, la granada era conocida por sus propiedades beneficiosas para los problemas de la piel y los dolores.
Entonces ¿por qué usarlo?
- El aceite de granada es rico en antioxidantes y polifenoles, que protegen naturalmente la piel de los daños causados por los rayos UV y los radicales libres.
- Ayuda en la regeneración de las células de la piel. El aceite de granada favorece los procesos de curación de la piel y previene eficazmente la aparición de las primeras líneas y arrugas.
- Tiene propiedades antimicrobianas.
- Actúa contra la inflamación.
- Proporciona a la piel una hidratación maravillosa y le da un brillo especial.
- Contiene numerosos ingredientes fitoactivos como ácido punícico, flavonoides, antocianinas y taninos.
- El aceite de granada es rico en vitamina K.
- Es rico en polifenoles que protegen de la luz ultravioleta y así protegen la piel de los dañinos rayos solares.
- ¿Necesitamos más razones?
¿Quién se beneficia más del producto?
Cualquier persona que quiera regenerar su piel de forma natural. Se puede utilizar localmente en zonas de la piel gravemente afectadas (por ejemplo, hiperpigmentación, cicatrices de acné, manchas de la edad o zonas secas). O como potenciador de hidratación diaria. El aceite de granada tiene una consistencia que recuerda más a la de un suero y, por lo tanto, se puede utilizar de la misma manera. La piel queda muy suave y tersa después. El aceite también se puede mezclar con tu crema humectante con dos o tres gotas.
¡Pruébalo, tu piel te lo agradecerá!
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